El pollo al ajillo es una receta tradicional, a base de pollo frito con ajos y vino, que cada cual en su casa ha adaptado a su manera (con guindilla, con perejil, con vinagre, etc.).
Yo os traigo la receta de pollo frito al ajillo que siempre se ha comido en mi casa, con pimentón, pero dándole mi toque personal: he reducido la cantidad de aceite y he cocinado el pollo sin piel, para que no quede un plato tan grasiento; he frito los ajos y le he añadido un vaso de vino blanco. De este modo queda un pollo más limpio, muy jugoso y sabroso.
El ajillo que yo preparo es un majado (o aliño) a base de ajos, pimentón y vino blanco, que se añade sobre el pollo cuando esté bien frito.
INGREDIENTES
– 1 pollo
– 8 dientes de ajo
– 1 cucharadita de pimentón
– 1 vaso de vino blanco
– Aceite de oliva
– Sal
– Pimienta
ELABORACIÓN
Para poner en marcha esta receta de pollo al ajillo, salpimentamos bien las piezas de pollo y ponemos a freír los ajos en una sartén. A mi me gusta freír los ajos enteros y con piel, de este modo quedan más suaves y no pierden su esencia.
Cuando los ajos estén empezando a coger un color dorado, los iremos apartando del aceite y los reservaremos.
En la misma sartén, en la que acabamos de dorar los ajos, ponemos las piezas de pollo y dejamos que se frían hasta que estén bien doradas. De este modo nos aseguramos que el pollo queda tierno y bien hecho.
Cuando tengamos todo el pollo frito, lo reservamos en un plato.
Ahora es el momento de preparar el ajillo para el pollo. Para ello ponemos los ajos pelados en un mortero, y machacamos bien hasta conseguir una pasta de ajo.
Añadimos, al mortero con los ajos, la cucharadita de pimentón y el vino blanco. Mezclamos hasta que nos quede una salsa bien ligada.
Para terminar, añadimos el pollo frito de nuevo a la sartén y agregamos el ajillo que acabamos de preparar. Antes de hacer esto nos aseguraremos de retirar parte del aceite de la sartén (en la que freímos anteriormente el pollo), ya que no queremos que nos quede una receta muy grasienta.
Revolvemos y dejamos que se cocine todo el conjunto unos 10 minutos, para que el pollo quede bien impregnado con todo el sabor del ajo, el pimentón y el vino blanco.
Nos quedará una salsa reducida, con un sabor delicioso y sin alcohol, ya que se habrá evaporado durante la cocción.
Y en este punto ya tendremos el pollo frito al ajillo listo para comer. Solo nos falta ir a comprar una buena barra de pan para acompañarlo.
Por último, os dejo con el vídeo, para que veáis cómo he preparado yo este pollo frito al ajillo: