Hoy vemos cómo hacer potaje de vigilia, un guiso tradicional elaborado con garbanzos, espinacas y bacalao. Este guiso también es conocido como potaje de cuaresma, potaje de garbanzos y espinacas o potaje de bacalao, y en cada casa se elabora de una forma diferente. Tradicionalmente este potaje se come en los días de Semana Santa y en las semanas previas.
Esta receta de potaje de vigilia es muy fácil de preparar en casa y queda con un sabor muy rico y suave. Es un guiso muy completo y equilibrado que incorpora legumbre, verdura y pescado. Resulta un guiso bastante ligero, que no se hace pesado debido a que apenas tiene grasa.
Ingredientes de la receta
(Ingredientes para unos seis platos)
- Garbanzos (500 g)
- Bacalao en salazón (200 g)
- Espinacas (150 g)
- Huevos cocidos (2)
- Cebolla (1)
- Ajos (2)
- Tomate seco o maduro (1)
- Laurel (1 hoja)
- Agua (algo más de 2 litros)
- Un chorrito de aceite de oliva
- Pimentón
Elaboración de la receta
Para elaborar esta receta tenemos que poner en remojo, la noche antes de hacer el guiso, los garbanzos. Calentamos abundante agua, la vertemos en un bol, añadimos los garbanzos y dos puñaditos de sal. Dejamos que los garbanzos se hidraten durante unas 10-12 horas.
Por otro lado, también el día antes (24 horas), ponemos a desalar el bacalao. Lavamos las tajadas de bacalao bajo el grifo, las ponemos en un bol cubiertas de abundante agua fría y lo reservamos en la nevera. Durante las 24 horas de desalado, cambiaremos el agua unas tres o cuatro veces.
Ahora que ya tenemos los garbanzos hidratados y el bacalao desalado, comenzamos a elaborar nuestro potaje de vigilia. En una olla al fuego vertemos dos litros de agua fría y añadimos la cebolla cortada en cuatro cuartos, los ajos pelados, la hoja de laurel y el tomate. En mi caso he puesto cuatro trozos de tomate seco, que equivalen a un tomate entero. Tapamos la olla y dejamos que el agua arranque a hervir.
En este punto que el agua va a comenzar a hervir, añadimos a la olla las tajadas de bacalao desalado. Tapamos de nuevo la olla y dejamos que el bacalao se cocine durante unos 4-5 minutos, dependiendo del tamaño de las tajadas. Con esta primera cocción conseguimos cocinar ligeramente el bacalao y aportar algo más de sabor al agua.
Pasado los 4-5 minutos sacamos las tajadas de bacalao de la olla y lo reservamos, para añadirlo al potaje más adelante.
Dejamos que el agua de la cocción hierva con fuerza y añadimos los garbanzos, previamente escurridos del agua del remojo. Añadimos un chorrito de aceite de oliva y una cucharadita de pimentón dulce. Tapamos la olla y dejamos que el guiso comience a hervir de nuevo. En el momento que hierva con fuerza bajamos la intensidad del fuego, a fuego medio, y dejamos que los garbanzos se cocinen durante dos horas aproximadamente. Durante el cocinado vigilaremos el guiso de vez en cuando y probaremos los garbanzos para comprobar que estén tiernos.
Como habéis visto aún no le hemos añadido nada de sal al potaje. Al haber cocinado previamente el bacalao, este puede haber aportado la sal suficiente para que el guiso quede en un buen punto, como ha sido mi caso. Como norma general os recomiendo probar el caldo cuando los garbanzos ya estén cocidos y, si el guiso necesita algo más de sal, ahora sería el momento de añadirla.
Mientras los garbanzos se terminan de cocinar, aprovechamos para limpiar el bacalao. Le quitamos la piel, que saldrá con facilidad por estar ya cocinado, y retiramos las posibles espinas que pueda tener.
Tras dos horas de cocinado los garbanzos ya están tiernos y es el momento de terminar nuestro potaje. Añadimos a la olla las espinacas, que previamente habremos lavado y cortado en tiras finas. Añadimos también el bacalao y cocinamos todo junto durante unos 5 minutos más.
Pasados los cinco minutos nuestro potaje ya está terminado. Añadimos dos huevos cocidos cortados a la mitad y apartamos la olla del fuego. Los huevos los he cocido previamente durante unos 7 minutos, para que queden con la yema algo cremosa.
Servimos nuestro potaje recién hecho, colocando en cada plato una tajada de bacalao y un cuarto de huevo cocido. El bacalao también se puede servir troceado en pequeñas lascas. Si dejamos reposar nuestro potaje, de un día para otro, ganará en sabor y textura, ya que el caldo quedará algo más denso.
A continuación os dejo el vídeo con el paso a paso de esta receta de potaje de vigilia.