
Hoy te traigo una tarta de queso (o cheesecake) con calabaza absolutamente deliciosa: cremosa, aromática y con una textura suave que recuerda a la famosa tarta de queso “La Viña”, pero con un toque otoñal que la hace especial.
La combinación del queso crema con el puré de calabaza y las especias crea un sabor cálido, dulce y muy equilibrado. Además, es una receta muy sencilla, perfecta para preparar en otoño, Halloween, Acción de Gracias, Navidad… o cualquier día que quieras algo dulce sin complicarte.
En esta versión utilizo puré de calabaza casero, pero puedes usar también puré enlatado si lo prefieres. Lo importante es que esté bien escurrido para que la tarta quede cremosa y no aguada. La cocción es rápida, a temperatura alta, para conseguir esa superficie dorada característica y un interior suave que se tambalea al sacarla del horno.
Aquí tienes la receta completa y detallada para que te quede perfecta a la primera.
Ingredientes
- 2 huevos
- 300 g de puré de calabaza
- 300 g de queso crema
- 200 ml de nata para montar
- 60 g de yogur griego natural sin azúcar
- 100 g de azúcar moreno
- ½ cucharada de Maizena
- 1 cucharadita de canela molida
- Una pizca de nuez moscada
- Una pizca de jengibre molido
- Una pizca de sal
Elaboración
Comenzamos preparando la base de la mezcla. En un bol grande ponemos el queso crema a temperatura ambiente y lo mezclamos unos segundos, hasta que quede cremoso. Añadimos el yogur griego y el azúcar moreno, que aportará un toque acaramelado muy agradable. Mezclamos hasta integrar bien los ingredientes.
Agregamos la Maizena, la pizca de sal y las especias: canela, jengibre y nuez moscada. Todas ellas combinan de maravilla con la calabaza, aportando ese aroma cálido y reconfortante que caracteriza a este tipo de tartas.
Después añadimos el puré de calabaza. Si lo preparas en casa, es importante que esté bien escurrido. Puedes hacerlo asando la calabaza, triturándola y dejándola reposar en un colador para eliminar el exceso de agua. Cuando el puré esté integrado en la mezcla, incorporamos los huevos de uno en uno.

Finalmente agregamos la nata para montar, también a temperatura ambiente, y mezclamos hasta obtener una crema homogénea y sin grumos.
Forramos con papel de horno un molde rectangular. El molde que utilizo en esta receta es de 25 cm, un poco grande, por lo que queda una tarta bajita. Se puede utilizar un molde rectangular más pequeño, de 20 cm (o un molde redondo de 18–20 cm). Vertemos la mezcla dentro del molde y damos unos golpecitos para nivelarla. Llevamos la tarta al horno precalentado a 220 ºC, calor arriba y abajo, y horneamos durante 25 minutos. Es una cocción al estilo de la tarta de queso “La Viña”: temperatura alta para dorar la superficie y conseguir un interior cremoso.

Cuando termine el tiempo de horneado, la superficie estará doradita y ligeramente tostada, y el centro se moverá ligeramente al agitar el molde. Dejamos que se enfríe a temperatura ambiente y luego, la guardamos en la nevera al menos 4 horas, aunque se puede dejar de un día para otro.

A la hora de servirla, la desmoldamos con cuidado y, al cortarla, veremos una textura cremosa, suave y perfecta. Su sabor es dulce pero equilibrado, con un ligero toque especiado y un aroma delicioso que combina muy bien con la calabaza. Una tarta de queso diferente, fácil y deliciosa que seguro repetirás.
A continuación te dejo el vídeo de esta receta.
