El salmorejo es una crema fría a base de tomate y pan, muy completa y perfecta para afrontar el calor tan sofocante que estamos teniendo este verano. Para preparar el salmorejo solo tenemos que conseguir unos buenos tomates maduros, un buen pan y aceite de oliva virgen extra. Lo que tiene de especial el salmorejo, aparte de su sabor, es su textura densa. Esta textura se la aporta en gran parte el pan, ya que se añade una buena cantidad. Para mi gusto, con las proporciones que os indico en esta receta, queda un salmorejo muy equilibrado.
No me puedo olvidar de otro ingrediente fundamental en el salmorejo: el ajo. En esta ocasión he querido aportar un toque más suave a esta crema utilizando ajos confitados. Este es mi toque especial en esta receta, que por supuesto se puede sustituir por un diente de ajo natural. Podéis preparar los ajos confitados siguiendo esta receta que publiqué hace pocas semanas: Cómo hacer ajos confitados.
( Más abajo tienes el vídeo de esta receta )
Ingredientes de la receta
- Tomates maduros (1,5 Kg)
- Pan duro (200 g)
- Ajos confitados (3). Se pueden sustituir por 1 diente de ajo natural.
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Si lo necesitas, puedes consultar las tablas de medidas y equivalencias en cocina y repostería.
Elaboración de la receta
Comenzamos lavando los tomates. En esta receta utilizo 1,5 kg de «tomates rama» bien maduros. Quitamos el tallo de los tomates y los troceamos. Ponemos los tomates en un robot de cocina y los trituramos. También podemos utilizar un vaso americano o una batidora de brazo. Una vez tengamos el tomate triturado, lo pasamos por un colador para desechar las pieles y las pepitas.
Ahora dentro de un bol grande troceamos 200 gramos de pan duro, del día anterior o de dos días antes. Vertemos el tomate triturado y colado, y dejamos reposar la mezcla 10 minutos. Este reposo lo hacemos para que el pan se ablande y se empape bien con el tomate.
Tras el reposo añadimos a la mezcla de pan y tomate 3 dientes de ajos confitados. Se puede añadir un diente de ajo crudo, pero el ajo confitado aportará un sabor más suave a nuestro salmorejo.
Ponemos la mezcla nuevamente en el robot de cocina y trituramos bien. Por último añadimos un poco de sal y un buen chorrete de aceite de oliva virgen extra. Trituramos de nuevo para conseguir un salmorejo bien emulsionado. Notaréis que el salmorejo cambia de color al emulsionarse, pasando del rojo a un naranja brillante. Lo reservamos en la nevera para que se enfríe. Con el reposo conseguimos que el salmorejo espese un poco más.
Una vez frío servimos nuestro salmorejo casero acompañado de huevo cocido, jamón serrano y un hilo de aceite de oliva.
A continuación podéis ver el vídeo con el paso a paso de esta receta.
